Cuatro glaciólogos británicos que permanecen acampados en esta remota región de la Antártida occidental. Más exactamente, se encuentran 3,2 kilómetros de hielo por debajo de sus crampones, allí donde comienza a fluir el agua gélida, pero no helada, del lago Ellsworth.
En realidad su aventura comenzó hace 10 años, cuando un grupo de científicos planteó la posibilidad de analizar y explorar el Ellsworth.
Hoy, su sueño implica a 14 universidades y centros británicos, así como a colegas de varios países, y se ha convertido en una de las iniciativas estrella del Año Polar Internacional, programa científico que ampara, de 2007 a 2009, cerca de 200 proyectos en ambos polos.
Su potencial de albergar formas inusuales de vida podría arrojar luz sobre la evolución en condiciones extremas y los sedimentos de sus lechos pueden proporcionar pistas vitales sobre el clima del pasado», explica el investigador principal del Año Polar Internacional y director del área de Geociencia de la Universidad de Edimburgo, Martin Siegert.
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