martes, 12 de febrero de 2008

El Yamamayaa en peligro de extinción

Por su aspecto, con su pelo marrón grisáceo, salpicado de manchas oscuras, se lo podría confundir con un felino doméstico. Pero el gato de Iriomote es más alargado, de patas cortas y la constitución de un depredador, con unas garras que nunca esconde y están listas para cazar.


Es tan huidizo, que no fue descubierto hasta finales de los 60. Algunos habitantes de esta pequeña isla, en el extremo suroeste del archipiélago japonés, dudan incluso de su misma existencia.

Gracias al aislamiento de Iriomote, el gato apenas ha evolucionado de su forma primitiva. Por eso, además de Tesoro Nacional, en Japón está considerado como un fósil viviente, aunque no por un tiempo indefinido, si se confirman los peores presagios.

Dos censos efectuados en 1984 y 1994 estimaron que había unos 100 ejemplares. El Ministerio de Medio Ambiente nipón tiene previsto presentar los datos de un nuevo recuento en unos meses, aunque los investigadores tienen ya sus conclusiones: "Pensamos que ha habido un descenso que por el momento es leve, debido a la pérdida de hábitat, el desarrollo de la agricultura y la ampliación de la carretera"

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