El destino de aquel ejemplar era la muerte. Nació en la Sierra de Andújar, en Sierra Morena, en 2002. Era el tercer cachorro de su camada, en una especie, el lince ibérico, en la cual -en el 75% de los casos- sólo sobreviven dos cachorros hasta el destete. Lo habitual es que el tercero en discordia sea repudiado por su madre o asesinado en enfrentamientos cainitas por la leche materna.
Un mes después de su nacimiento, el lince de Andújar fue capturado y trasladado al Centro de Cría en Cautividad de El Acebuche, en el Espacio Natural de Doñana, en Huelva. Allí pasó de una muerte segura a convertirse en un seguro de vida para la especie más emblemática del mediterráneo español. Y, a pesar de que se barajó denominarlo con una fecha y un número, pasó a ser bautizada como Saliega.
El éxito reproductivo de este ejemplar y sus vástagos, no obstante, se puede convertir en una amenaza a largo plazo. En el árbol genealógico del lince, el apellido Saliega es ya tan habitual como García entre los españoles. Sobre un total de apenas 200 individuos (sumando las poblaciones de Doñana y Sierra Morena, llevan este apellio la decena de crías, sus futuros nietos y los parientes que dejó en la Sierra de Andújar.
El éxito reproductivo de este ejemplar y sus vástagos, no obstante, se puede convertir en una amenaza a largo plazo. En el árbol genealógico del lince, el apellido Saliega es ya tan habitual como García entre los españoles. Sobre un total de apenas 200 individuos (sumando las poblaciones de Doñana y Sierra Morena, llevan este apellio la decena de crías, sus futuros nietos y los parientes que dejó en la Sierra de Andújar.
El peligro de la consanguinidad, que azotó hace siglos a las realezas europeas, puede estrangular ahora al gran gato ibérico.
Puedes leer el artículo completo, en su medio original.
No hay comentarios:
Publicar un comentario