Un artículo publicado en Geophysical Research Letters proporciona nuevos datos que ilustran la violencia del último viaje de los salmones.
Un grupo de investigadores de la Universidad de British Columbia en Vancouver (Canadá) dirigido por Marwan Hassan afirma que estos peces levantan tantos sedimentos del fondo de los cauces fluviales donde ponen sus huevos como la misma corriente, inundaciones primaverales incluidas.
Según los investigadores, el efecto de miles de salmones remontando un río para poner sus huevos puede alterar de manera drástica la forma del lecho de ese río e influir en la salud de los ecosistemas.
Cuando los salmones, después de haber superado desniveles de hasta 2.000 metros, llegan a su destino, comienzan a cavar con sus colas un agujero ancho y poco profundo en el que poner los huevos.
En este proceso, cada pez puede remover varios metros cúbicos de arena y grava. Los pequeños trozos de material que levantan los salmones con su trabajo quedan en suspensión durante un tiempo suficiente para que el agua pueda llevarselos un pequeño trecho corriente abajo.
Estos ligeros cambios, realizados por millones de salmones y repetidos año tras año, provocan intensas transformaciones.
Puedes leer el artículo completo, en su medio original.
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