miércoles, 2 de abril de 2008

Descubren un gen implicado en el apego materno en las crías de primate

Una variación genética está detrás del comportamiento de apego que tienen las crías de primate con sus madres, según acaba de descubrir un equipo de investigadores de varias instituticiones norteamericanas.

Los científicos utilizaron en sus experimentos 97 macacos rhesus, entre los que había varias crías nacidas entre 1995 y 2001. A los seis meses de edad eran separadas de sus madres durante cuatro días; luego les reunían tres jornadas, y volvían a repetir el proceso.

Durante los periodos de separación, los pequeños eran llevados a jaulas donde había otros ejemplares, para que no se sintieran aislados. En cada fase, los investigadores analizaban su comportamiento, a la vez que se analizaba su ADN para estudiar su perfil genético.

Los resultados de estos estudios, publicados esta semana en la revista 'Proceedings of National Academy of Science'(PNAS), indican que en esta especie hay un factor genético que podría, en las crías de macacos, aumentar su sensación de recompensa durante el contacto materno y, de esta forma, aumentar su apego.

Comprobaron que las crías que portaban esta variante en un gen denominado OPRM1 exhibían un alto nivel de apego a sus madres durante la infancia temprana. Eran los que más protestaban cuando les separaban. Incluso cuando se les separaba un largo periodo de ellas, y en repetidas ocasiones, mantenían esa respuesta, algo que no ocurría en quienes no tenían esta variación genética.

Los científicos creen que este gen representa un comportamiento que podría ser altamente adaptativo a situaciones de estrés o cuando los alimentos escasean. En esas condiciones, las madres de primate deben dejar a sus crías para buscar alimentos o luchar contra competidores por los recursos.

Por ello, este gen del apego, que hace a la cría llorar y quejarse cuando la madre se aleja, ayudaría a que permaneciera vigente la necesidad de proximidad de estas cuidadoras, haciendo a los pequeños menos vulnerables a las heridas, la depredación o la agresión de sus congéneres.

Revelaron, además, que esta variación también afecta a la sociabilidad en los grupos sociales. "Estos hallazgos sugieren que la expresión de esta variación genética tiene, también, un papel en la expresión del apego en los seres humanos, que tienen el mismo polimorfismo que estos macacos, especialmente en la función de la separación del que es el cuidador", indican los autores del experimento.


Fuente de la noticia: El Mundo.

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