Los resultados -publicados en Public Library of Sciencie (PLoS) (Biblioteca Pública de Ciencia de Estados Unidos)- revelan que quizás no se ha perdido la biodiversidad genética del marsupial.
Imagen del feto de dos semanas del ratón al que se le ha inyectado los genes del tigre de Tasmania. Las partes azules corresponden a cartílagos que crecen por la inyección del gen thylacine Col2A1. (Foto: AFP - El Mundo)
Según los investigadores de las universidades de Melbourne, Australia, y de Texas, en EE.UU., este estudio tiene un gran potencial para ayudar a entender los procesos biológicos de animales que ya no existen.
"A medida que se extinguen cada vez más especies de animales, seguimos perdiendo conocimientos muy importantes de funciones genéticas y de su potencial", afirma el doctor Andrew Pask, quien dirigió el estudio.
"Hasta ahora sólo hemos podido examinar secuencias de genes de animales extintos", agrega.
"Pero esta investigación ha avanzado un paso más para analizar las funciones de genes extintos en un organismo completo", dice el experto.
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