martes, 10 de junio de 2008

La contaminación por munición de plomo persiste en la carne de caza menor una vez cocinada

El efecto del plomo en la munición mata a 60.000 aves cada año y afecta a entre 80.000 y 100.000. Este envenenamiento se produce de forma lenta, cuando las aves acuáticas se alimentan en humedales y, entre el barro que tragan para limpiar el organismo, se encuentran perdigones de plomo. Éstos se deshacen, liberando el metal, que finalmente pasa a los huesos, la sangre y los órganos. Esta grave afección se detectó hace muchos años, pero ahora un equipo del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, en Ciudad Real, ha evaluado la transferencia de plomo de los perdigones de caza a la carne de codorniz durante su cocción. Y lo que llega a la messa está, en muchos casos y en buena parte, contaminado.


Los investigadores del centro del CSIC, la Universidad de Castilla-La Mancha y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha han comprobado que un solo perdigón por pechuga es suficiente para superar los niveles de plomo permitidos por la Unión Europea en carne de ave de corral: 0,1 microgramos de plomo por gramo de tejido.


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