sábado, 9 de agosto de 2008

La serpiente que devoró una isla

Cuando el Gobierno de España entregó a Estados Unidos la isla de Guam, en el llamado Desastre de 1898, esta pequeña porción de tierra enclavada en el océano Pacífico estaba habitada por multitud de aves endémicas de la ínsula. Hoy, apenas quedan unos pocos ejemplares.

El Ejército estadounidense hizo de Guam una base militar y esta decisión multiplicó el tráfico de barcos a la isla. Tras la Segunda Guerra Mundial, en uno de estos cargueros llegó como polizón la responsable del avicidio: la voraz serpiente arbórea café, procedente de Indonesia. Las aves ya tenían un feroz depredador.


Este reptil es uno de los modelos favoritos de los científicos para estudiar los efectos devastadores de las especies invasoras. De las doce especies nativas de aves que vivían en los bosques de Guam, sólo quedan dos, y en peligro de extinción. La serpiente, sin competidores, se ha apoderado de la isla, y su densidad actual supera el millar por kilómetro cuadrado, a pesar de los esfuerzos del Gobierno de EEUU, que la considera una de las tres plagas más dañinas del país.

Un equipo de biólogos de la Universidad de Washington mostró ayer que el problema es aún más grave de lo que se pensaba. En su opinión, la desaparición de las aves, un eslabón fundamental en el ecosistema, ha desencadenado el caos en los bosques de la isla.


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