Los grupos protectores de animales -que hacen campaña para encontrar alternativas al uso de éstos en ensayos de laboratorio- recibieron positivamente el anuncio pero algunos expertos temen que la nueva medida coloque una carga adicional a los científicos en un campo que ya está extremadamente regulado.
Actualmente cada proyecto científico institucional e individual debe solicitar una licencia del gobierno para experimentar con animales y los investigadores deben registrar el número de ejemplares que usarán en el experimento, pero no se llevan registros de lo que sucede realmente con éstos durante el procedimiento.
La nueva medida requiere entonces que se hagan públicos estos registros, indicando en tres rangos - "suave", "moderado" o sustancial"- el nivel de sufrimiento que experimentó el animal.
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