El crecimiento de este programa ha obligado a duplicar este año las instalaciones de El Acebuche, que alberga 15 jaulones para linces nacidos en cautividad, y las de La Olivilla, que suma 23, según explica la directora de este programa, Astrid Vargas.
La buena marcha de este programa también permitirá alcanzar antes la cifra de 60 linces reproductores, que preserva un 85% de la variabilidad genética de esta especie, así como que a partir de 2009 sólo se tenga que capturar un lince del medio natural y cada dos años.
Aunque la buena marcha del programa de cría en cautividad y la entrada en funcionamiento de nuevos centros supone un colchón de seguridad frente al riesgo de desaparición del lince ibérico, Vargas reitera que este proyecto sólo debe de entenderse como una herramienta de apoyo a la conservación en libertad de este felino, el verdadero reto para evitar su extinción.
Una conservación que exige defender el monte mediterráneo, único ecosistema en el que el lince puede sobrevivir y emblema de la biodiversidad de la Península ibérica.
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Nota: La imagen, extraída de Google, no se corresponde con el artículo.
1 comentario:
Ojalá salga adelante que hay muy poquitos... :-(
Con lo bello que es...
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