Los guardas forestales del Parque Nacional de Virunga, en la República Democrática del Congo, narran en su blog la situación extrema de la reserva, ocupada por los rebeldes.
Innocent Mburanumwe trabaja como guarda forestal en el Parque Nacional de Virunga, hogar de 200 de los últimos 700 gorilas de montaña que quedan en el mundo.
Su bitácora, concebida hace un año para detallar las labores de conservación de los gorilas de montaña, se ha convertido en una herramienta esencial para salvar a los guardas y a sus familias.
Mburanumwe escribe un post en su blog. Acaba de visitar a su familia en Rutshuru, en la región oriental de la República Democrática del Congo. La semana pasada, cinco personas atacaron la casa de sus padres y clavaron una bayoneta en la frente de su madre. Él tiene suerte, porque está vivo. Una veintena de sus colegas ha desaparecido.
Hace una semana, las tropas rebeldes del general Laurent Nkunda tomaron la oficina central del parque tras horas de combate con el Ejército congoleño. Ante la llegada de los rebeldes, los agentes forestales –habituados a enfrentarse a cazadores furtivos, no a soldados– escondieron sus fusiles AK-47, recuperaron su indumentaria de civiles y huyeron al bosque. La historia de su escapada está contada minuto a minuto en el blog de gorilla.cd, la página web oficial del Parque Nacional de Virunga.
El director del parque, el antropólogo belga Emmanuel de Merode, ha hecho un dramático llamamiento a los internautas para recaudar 70.000 euros antes del 25 de noviembre. Según sus cálculos, precisan esta cantidad para cubrir, durante dos meses, las necesidades de los agentes y sus familiares, hacinados en un improvisado campo de refugiados en Goma.
La situación es insostenible. A los pies de los volcanes Mikeno y Karisimbi, en cuyas faldas habitan los gorilas de montaña, el campamento acogía hace apenas unos días a 600 personas. Hoy son 900, y el agua potable se acaba. Ya ha habido una decena de casos de cólera.
Esta presión demográfica ha mordisqueado los límites de la reserva, multiplicando la caza furtiva, las talas indiscriminadas y la sobreexplotación de los ríos, en los que viven 20.000 hipopótamos. En 1994, la UNESCO decidió incluir a Virunga en su lista de Patrimonio Mundial en Peligro.
Resulta realmente espeluznante que aún hoy en nuestros días seamos testigos de desgracias de este tipo, ocasionadas únicamente por el ser humano.
Su bitácora, concebida hace un año para detallar las labores de conservación de los gorilas de montaña, se ha convertido en una herramienta esencial para salvar a los guardas y a sus familias.
Mburanumwe escribe un post en su blog. Acaba de visitar a su familia en Rutshuru, en la región oriental de la República Democrática del Congo. La semana pasada, cinco personas atacaron la casa de sus padres y clavaron una bayoneta en la frente de su madre. Él tiene suerte, porque está vivo. Una veintena de sus colegas ha desaparecido.
Hace una semana, las tropas rebeldes del general Laurent Nkunda tomaron la oficina central del parque tras horas de combate con el Ejército congoleño. Ante la llegada de los rebeldes, los agentes forestales –habituados a enfrentarse a cazadores furtivos, no a soldados– escondieron sus fusiles AK-47, recuperaron su indumentaria de civiles y huyeron al bosque. La historia de su escapada está contada minuto a minuto en el blog de gorilla.cd, la página web oficial del Parque Nacional de Virunga.
El director del parque, el antropólogo belga Emmanuel de Merode, ha hecho un dramático llamamiento a los internautas para recaudar 70.000 euros antes del 25 de noviembre. Según sus cálculos, precisan esta cantidad para cubrir, durante dos meses, las necesidades de los agentes y sus familiares, hacinados en un improvisado campo de refugiados en Goma.
La situación es insostenible. A los pies de los volcanes Mikeno y Karisimbi, en cuyas faldas habitan los gorilas de montaña, el campamento acogía hace apenas unos días a 600 personas. Hoy son 900, y el agua potable se acaba. Ya ha habido una decena de casos de cólera.
Esta presión demográfica ha mordisqueado los límites de la reserva, multiplicando la caza furtiva, las talas indiscriminadas y la sobreexplotación de los ríos, en los que viven 20.000 hipopótamos. En 1994, la UNESCO decidió incluir a Virunga en su lista de Patrimonio Mundial en Peligro.
Resulta realmente espeluznante que aún hoy en nuestros días seamos testigos de desgracias de este tipo, ocasionadas únicamente por el ser humano.
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