Además de leales, cariñosos y serviciales, los perros pueden ser muy celosos. Incluso tienen cierto sentido de la justicia, según revela un estudio austriaco publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
El investigador Friederike Range y sus colegas trataron de medir el comportamiento de los animales utilizando perros bien entrenados que rápidamente ofrecen una pata cuando se les pide.
Los científicos utilizaron parejas de canes pertenecientes a un mismo dueño, pero los trataron de forma diferente: mientras uno recibía una buena recompensa cuando levantaba la pata (una salchicha) al otro no se le ofrecía nada. Al detectar la “injusticia” que se cometía, el perro agraviado mostraba enfado y resentimiento. Y finalmente dejaba de obedecer la orden.
“Un elemento esencial de la evolución de la cooperación es la sensibilidad al esfuerzo de los otros en comparación con los propios costes y ganancias. La aversión a las desigualdades es una fuerza que nos empuja a cooperar o nos lo impide”, escribe Range en PNAS. Hasta ahora el rechazo a colaborar al ser testigo del trato desigual a otros compañeros sólo se había observado en primates.
El nuevo estudio con estos animales de compañía, revela “una etapa temprana de la evolución de los comportamientos cooperativos que más tarde aparecieron en simios y humanos”, precursora de sentimientos humanos más complejos como la envidia.
El investigador Friederike Range y sus colegas trataron de medir el comportamiento de los animales utilizando perros bien entrenados que rápidamente ofrecen una pata cuando se les pide.
Los científicos utilizaron parejas de canes pertenecientes a un mismo dueño, pero los trataron de forma diferente: mientras uno recibía una buena recompensa cuando levantaba la pata (una salchicha) al otro no se le ofrecía nada. Al detectar la “injusticia” que se cometía, el perro agraviado mostraba enfado y resentimiento. Y finalmente dejaba de obedecer la orden.
“Un elemento esencial de la evolución de la cooperación es la sensibilidad al esfuerzo de los otros en comparación con los propios costes y ganancias. La aversión a las desigualdades es una fuerza que nos empuja a cooperar o nos lo impide”, escribe Range en PNAS. Hasta ahora el rechazo a colaborar al ser testigo del trato desigual a otros compañeros sólo se había observado en primates.
El nuevo estudio con estos animales de compañía, revela “una etapa temprana de la evolución de los comportamientos cooperativos que más tarde aparecieron en simios y humanos”, precursora de sentimientos humanos más complejos como la envidia.
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