El aldicarb, principio activo de pesticidas para controlar ácaros e insectos en cultivos, está catalogado como muy peligroso, e incluso en pequeñas dosis es letal. Conocido entre los cazadores como "pimienta negra", es el más usado para aliñar trozos de chorizo, jamón o conejo. Para quienes lo usan, este veneno es un método eficaz de acabar con predadores. Para los ecologistas, en cambio, es una plaga.
Los cebos envenenados golpean proyectos de recuperación de especies en peligro como el lince ibérico (Lynx pardinus), el águila imperial ibérica (Aquila adalberti) o el buitre negro (Aegypius monachus). El grave perjuicio del veneno se evidencia en el programa de reintroducción del quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). Desde 2006 se han soltado en el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas (Jaén) nueve pollos; cuatro murieron el año pasado.
Durante los años cincuenta del siglo XX se generalizó el uso de veneno para "erradicar alimañas", especies como zorros, gatos monteses o milanos que quieren seguir eliminando quienes les culpan de matar ganado y animales domésticos o de caza. El uso de veneno para matar era legal en España hasta hace 25 años. Ahora es un delito tipificado.
Sin embargo el uso de cebos envenenados se mantiene sobre todo en cotos de caza menor, por la creencia popular de que eliminando las alimañas aumenta la población de especies cinegéticas como conejos o perdices.
Sin embargo el daño va mucho más allá: un trozo de carne en el monte contiene unos gramos de aldicarb. Un depredador lo ingiere, y eso significa su muerte y, después, la del ave que despedaza el cadáver intoxicado.
Como en la mayoría de estos casos, coger al delincuente es el gran problema.
Sin embargo el uso de cebos envenenados se mantiene sobre todo en cotos de caza menor, por la creencia popular de que eliminando las alimañas aumenta la población de especies cinegéticas como conejos o perdices.
Sin embargo el daño va mucho más allá: un trozo de carne en el monte contiene unos gramos de aldicarb. Un depredador lo ingiere, y eso significa su muerte y, después, la del ave que despedaza el cadáver intoxicado.
Como en la mayoría de estos casos, coger al delincuente es el gran problema.
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