El director del Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI), el biólogo Bruno Díaz, define a esta especie como un depredador muy inteligente. "El mular es un oportunista; el clásico Flipper va a por el pescado que queda atrapado en las redes de los pescadores", dice. Con la sustitución de la pesca tradicional por la piscifactoría, los delfines están cambiando sus hábitos. "Los viveros empiezan a ser sus nuevos supermercados", añade Díaz.
En realidad, los delfines rara vez entran en las jaulas de las granjas marinas de lubinas, rodaballos o doradas. Pero su cercanía provoca tal estrés que eleva la mortandad de los peces. Para evitar el daño, el BDRI, situado en el norte de la isla italiana de Cerdeña, está probando unas barreras sonoras desde febrero. Los aparatos, diseñados por la empresa española Ingeniería y Ciencia Ambiental, emiten sonidos periódicos a una intensidad que, sin dañar al delfín, resultan tan molestos que este se va a buscar su alimento a otra parte.
1 comentario:
Veremos cómo termina la bromita...
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