Hasta ahora los científicos habían especulado mucho con la forma de capturar a sus presas que tiene el dragón de Komodo ('Varanus komodoensis'), el mayor lagarto vivo de la tierra.
Existía un consenso en torno a que un gran cóctel de bacterias presente en su boca se encargaba de infectar las heridas que provocaba su mordedura. Después sólo tenía que seguir a su maltrecha presa hasta que los patógenos hacían el trabajo por él y una infección generalizada se encargaba de matar al animal.
Existía un consenso en torno a que un gran cóctel de bacterias presente en su boca se encargaba de infectar las heridas que provocaba su mordedura. Después sólo tenía que seguir a su maltrecha presa hasta que los patógenos hacían el trabajo por él y una infección generalizada se encargaba de matar al animal.
Un nuevo trabajo realizado por investigadores australianos y publicado en la revista científica 'Proceedings of the National Academy of Science' ha encontrado un complejo sistema de glándulas productoras de veneno en el cráneo de los dragones de Komodo, por lo que la creencia popular sería falsa.
El veneno de esta especie provoca una severa pérdida de sangre causada por un agente anticoagulante que posee y provoca un 'shock' en la presa que termina por matarla.
Los investigadores usaron un aparato de resonancia magnética para localizar las complejas glándulas del veneno del dragón de Komodo. Además, las extrajeron de un ejemplar enfermo de un zoo mediante cirugía para determinar la composición del veneno. Y lo que encontraron es que se trata de un compuesto muy similar al de muchas serpientes.
Por último, los científicos examinaron los fósiles del dragón gigante extinto conocido como Megalania ('Varanus prisca') para determinar si también poseía este tipo de glándulas venenosas. Sus resultados revelaron que este lagarto de más siete metros de longitud fue uno de los animales venenosos más grandes de la Historia de la Vida.
El veneno de esta especie provoca una severa pérdida de sangre causada por un agente anticoagulante que posee y provoca un 'shock' en la presa que termina por matarla.
Los investigadores usaron un aparato de resonancia magnética para localizar las complejas glándulas del veneno del dragón de Komodo. Además, las extrajeron de un ejemplar enfermo de un zoo mediante cirugía para determinar la composición del veneno. Y lo que encontraron es que se trata de un compuesto muy similar al de muchas serpientes.
Por último, los científicos examinaron los fósiles del dragón gigante extinto conocido como Megalania ('Varanus prisca') para determinar si también poseía este tipo de glándulas venenosas. Sus resultados revelaron que este lagarto de más siete metros de longitud fue uno de los animales venenosos más grandes de la Historia de la Vida.
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1 comentario:
Muy buen articulo; tengo un primo que vive en Indonesia y me cuenta sobre los dragones, dice que la gente está acostumbrada a verlos y que ni les hacen caso, pero si yo viera a un animal tan enorme sabiendo que su baba es tóxica y ahora también que es venenoso, sin duda no le sería indiferente. El ancestro de 7 metros debe haber sido terrorífico.
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