En 2002, la enfermedad de la encefalopatía espongiforme bovina, conocida como mal de las vacas locas, tuvo un efecto colateral en la fauna ibérica: un reglamento de la Unión Europea prohibió, hace ahora siete años, que los cadáveres de animales, no sólo de vacas, permanecieran al aire libre en el lugar donde habían muerto o que se concentraran en los muladares o comederos habilitados para rapaces.
La restricción afectó a vacas, cerdos, ovejas, mulas, caballos y demás ganadería, a pesar de que ninguna otra especie que no fuera bovina había sido afectada por esta enfermedad, ni tampoco ningún ave rapaz.
Esta medida ha tenido consecuencias para ganaderos y para la fauna. Los primeros tuvieron que contratar servicios de transporte para recoger los cadáveres y transportarlos hasta las plantas de incineración. Los segundos, como siempre, se han llevado la peor parte.
La falta de disponibilidad de comida para los seis tipos de rapaces carroñeras que habitan en la península ibérica (buitre leonado, buitre negro, alimoche, quebrantahuesos, milano real y milano negro) ha tenido como consecuencia una disminución de la tasa de reproducción con el nacimiento de menos pollos y una elevada mortandad de los polluelos nacidos, y un aumento del número de ingresos de aves desnutridas en los centros de atención a fauna salvaje.
Afortunadamente, transcurridos siete años sin muertes de vacas por encefalopatía ni enfermedades de rapaces, la Comisión Europea estudia ahora un reglamento que levante la prohibiciónde dejar carroña al aire libre.
El reglamento en estudio, que podría entrar en vigor el año que viene como muy pronto, contempla las condiciones en las que se podrán dejar los cadáveres, las zonas y cómo se debe vallar el muladar.
La restricción afectó a vacas, cerdos, ovejas, mulas, caballos y demás ganadería, a pesar de que ninguna otra especie que no fuera bovina había sido afectada por esta enfermedad, ni tampoco ningún ave rapaz.
Esta medida ha tenido consecuencias para ganaderos y para la fauna. Los primeros tuvieron que contratar servicios de transporte para recoger los cadáveres y transportarlos hasta las plantas de incineración. Los segundos, como siempre, se han llevado la peor parte.
La falta de disponibilidad de comida para los seis tipos de rapaces carroñeras que habitan en la península ibérica (buitre leonado, buitre negro, alimoche, quebrantahuesos, milano real y milano negro) ha tenido como consecuencia una disminución de la tasa de reproducción con el nacimiento de menos pollos y una elevada mortandad de los polluelos nacidos, y un aumento del número de ingresos de aves desnutridas en los centros de atención a fauna salvaje.
Afortunadamente, transcurridos siete años sin muertes de vacas por encefalopatía ni enfermedades de rapaces, la Comisión Europea estudia ahora un reglamento que levante la prohibiciónde dejar carroña al aire libre.
El reglamento en estudio, que podría entrar en vigor el año que viene como muy pronto, contempla las condiciones en las que se podrán dejar los cadáveres, las zonas y cómo se debe vallar el muladar.
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3 comentarios:
Para que vean el efecto mariposa de una cadena trófica. Todo este mundo está constituido de infinitos equilibrios, cualquier acción va a provocar una reacción no deseable.
Así que es normal que ahora ya los buitres ataquen a animales vivos, y dentro de poco se organizarán para asaltar a los camiones de reparto de los grandes hipermercados y conseguir carne pútrida para alimentarse.
Salu2
Capitán Clostridium: Que bien lo has descrito. LA evrdad es que es algo tan sencillo que no entiendo como algunos no se dan cuenta de ello.
Markos: No sólo es normal que ataquen al ganado vivo sino que, según pone en el artículo, es probable que se produzca un importante descenso en el número de aves en las futuras generaciones por la mala cabeza de algunos.
Lástima no les diera por atacar directamente a los que les hacen tanto daño en lugar de los furgones de reparto.
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