Un equipo de científicos japoneses ha investigado los gustos musicales de los chimpancés, y han descubierto que no sólo distinguen entre sonidos armónicos y disonantes, sino que prefieren los primeros por ser más agradables.
Sakura es el nombre de la protagonista de la historia, una hembra de chimpancé (Pan troglodytes) que al comienzo de la investigación apenas tenía 4 meses. Debido al rechazo de su madre siempre había vivido entre humanos en el zoológico de Itozu-no-Mori, en Fukuoka, Japón, pero a pesar del continuo trato con sus cuidadores nunca había escuchado música antes del experimento.
Tasuku Sugimoto y Kazuhide Hashiya, científicos de la Universidad Kyushu de Hakozaki y principales responsables de la investigación, colocaron una banda de tela en la muñeca de Sukura que iba conectada a un aparato de música, de forma que según la movía de una u otra manera, generaba una melodia armónica o disonante (esta última obtenida por modificación de la primera).
Así, comprobaron que el animal movía más veces su brazo para volver a escuchar una música agradable, lo que demuestra una clara preferencia. Además, las pruebas se repitieron seis veces distintas, una por semana y con una duración de 20 minutos, obteniendo siempre el mismo tipo de resultado.
Está claro que el ser humano no es el único capaz de apreciar la buena música, y que el origen, por tanto, se encuentra en un ancestro común, aseguran los científicos japoneses.
Sakura es el nombre de la protagonista de la historia, una hembra de chimpancé (Pan troglodytes) que al comienzo de la investigación apenas tenía 4 meses. Debido al rechazo de su madre siempre había vivido entre humanos en el zoológico de Itozu-no-Mori, en Fukuoka, Japón, pero a pesar del continuo trato con sus cuidadores nunca había escuchado música antes del experimento.
Tasuku Sugimoto y Kazuhide Hashiya, científicos de la Universidad Kyushu de Hakozaki y principales responsables de la investigación, colocaron una banda de tela en la muñeca de Sukura que iba conectada a un aparato de música, de forma que según la movía de una u otra manera, generaba una melodia armónica o disonante (esta última obtenida por modificación de la primera).
Así, comprobaron que el animal movía más veces su brazo para volver a escuchar una música agradable, lo que demuestra una clara preferencia. Además, las pruebas se repitieron seis veces distintas, una por semana y con una duración de 20 minutos, obteniendo siempre el mismo tipo de resultado.
Está claro que el ser humano no es el único capaz de apreciar la buena música, y que el origen, por tanto, se encuentra en un ancestro común, aseguran los científicos japoneses.
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4 comentarios:
Buenas noches Perséfone.
No he pillado lo de que "estais saturados" Plicamelo, anda ;)
BEsos.
¡Qué bueno! Qué actualizado tienes siempre el blog. Gracias, Perséfone, los amantes de la naturaleza no esperábamos menos. ;D
Que noticia tan linda, me ha gustado saber que hay animalitos que saben apreciar la buena música :)
Alguien lo dudaba? Es un chimpancé, le gusta la armonía, no es ningún poligonero empastillado. :-P
Salu2
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