Investigadores de la Universidad de Utah han creado una nuevo tipo de adhesivo a partir del pegamento producido naturalmente por unos gusanos marinos y que podría utilizarse para reconstruir huesos quebrados.
El descubrimiento, presentado en la reunión anual de la American Chemical Society, se basa en las cualidades para construr estructuras del gusano marino Phragmatopoma californica. Este animal construye su hogar en forma de tubo a partir unir granos de arena uno por uno con un cemento hecho a base de proteínas. Lo más importante de esto es que se hace todo debajo del agua, por lo tanto el pegamento debe ser muy resistente para soportar las condiciones extremas de humedad.
El pegamento funciona a través de cargas positivas y negativas que se asocian electroestáticamente y se solidifica gracias a los cambios de temperatura o Ph en el agua. El bioingeniero Russell Stewart de la Universidad de Utah logró imitar este material y unir dos fragmentos del femur de un bovino anteriormente, pero sólo con un tercio de la resistencia del adhesivo del gusano marino. Pero ahora ha conseguido imitar (y superar) la calidad del material haciéndolo dos veces más resistente.
Hasta ahora, para las fracturas complejas sólo se utilizaban medios mecánicos: tornillos, placas y clavos que mantuvieran fijos los huesos. Pero esta solución podría abrir un panorama totalmente nuevo pues es un material biodegradable, biocompatible y que ha probado ser eficiente en situaciones extremas manteniendo su capacidad de cohesión.
El descubrimiento, presentado en la reunión anual de la American Chemical Society, se basa en las cualidades para construr estructuras del gusano marino Phragmatopoma californica. Este animal construye su hogar en forma de tubo a partir unir granos de arena uno por uno con un cemento hecho a base de proteínas. Lo más importante de esto es que se hace todo debajo del agua, por lo tanto el pegamento debe ser muy resistente para soportar las condiciones extremas de humedad.
El pegamento funciona a través de cargas positivas y negativas que se asocian electroestáticamente y se solidifica gracias a los cambios de temperatura o Ph en el agua. El bioingeniero Russell Stewart de la Universidad de Utah logró imitar este material y unir dos fragmentos del femur de un bovino anteriormente, pero sólo con un tercio de la resistencia del adhesivo del gusano marino. Pero ahora ha conseguido imitar (y superar) la calidad del material haciéndolo dos veces más resistente.
Hasta ahora, para las fracturas complejas sólo se utilizaban medios mecánicos: tornillos, placas y clavos que mantuvieran fijos los huesos. Pero esta solución podría abrir un panorama totalmente nuevo pues es un material biodegradable, biocompatible y que ha probado ser eficiente en situaciones extremas manteniendo su capacidad de cohesión.
Visto en QUO.es
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