No pocos recordaréis la historia de Susi, aquella elefanta del zoo de Barcelona que entró en un grave estado depresivo, después de la muerte de su compañera Alice.
Obviando las denuncias, protestas y peticiones de trasladar al animal a un lugar mejor, el zoo le buscó una nueva compañera, Yoyo, que a pesar de llegar al lugar en junio de este mismo año, tuvo que pasar un periodo de adaptación en una instalación aparte, permaneciendo ambas separadas por una valla metálica.
Suele decirse que lo que mal empieza, mal acaba. Y así exactamente lo demuestra el nuevo capítulo de esta historia: el zoo no sólo vende como reclamo la próxima unión de las dos elefantas, sino que, según denuncia la asociación 'Libera!', también ha cortado los colmillos de las dos elefantas antes de juntarlas en el mismo recinto con la intención de que no se ataquen y se hagan daño.
Lo más grave del asunto es que, según parece, en el caso de Yoyo, la medida se tomó sin comunicárselo a la Autoridad Administrativa de Cites en España (Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres), dependiente del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y propietario de la elefanta desde hace años, tras rescatarla de un circo que la tenía en cautividad sin los respectivos permisos.
Nuevamente (y no son pocas las veces en que me sucede) tengo la impresión de que cuando se trata de ciertos temas, da igual la manera en que se hagan las cosas en este país y todo vale para nuestras Administraciones.
Más que decepcionante, esto es indignante.
Obviando las denuncias, protestas y peticiones de trasladar al animal a un lugar mejor, el zoo le buscó una nueva compañera, Yoyo, que a pesar de llegar al lugar en junio de este mismo año, tuvo que pasar un periodo de adaptación en una instalación aparte, permaneciendo ambas separadas por una valla metálica.
Suele decirse que lo que mal empieza, mal acaba. Y así exactamente lo demuestra el nuevo capítulo de esta historia: el zoo no sólo vende como reclamo la próxima unión de las dos elefantas, sino que, según denuncia la asociación 'Libera!', también ha cortado los colmillos de las dos elefantas antes de juntarlas en el mismo recinto con la intención de que no se ataquen y se hagan daño.
Lo más grave del asunto es que, según parece, en el caso de Yoyo, la medida se tomó sin comunicárselo a la Autoridad Administrativa de Cites en España (Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres), dependiente del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y propietario de la elefanta desde hace años, tras rescatarla de un circo que la tenía en cautividad sin los respectivos permisos.
Nuevamente (y no son pocas las veces en que me sucede) tengo la impresión de que cuando se trata de ciertos temas, da igual la manera en que se hagan las cosas en este país y todo vale para nuestras Administraciones.
Más que decepcionante, esto es indignante.
5 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo contigo.
Saludos
Que barbaridad, por favor...
Un abrazo triste.
No lo entiendo, de verdad. :(
Soy de Barcelona y aunque hace algo más de un año que no visito el zoo antes lo hacía frecuentemente y puedo decir que las campañas publicitarias y reclamos para que acuda el público tienen muchísima más dedicación que el cuidado de los animales. No se encuentran en situaciones lastimosas ni mucho menos pero siempre andan dormidos y arrinconados y no tienen instalaciones que recreen su hábitat (los pobres pingüinos viven al rico solete el verano bochornoso de Barcelona) Una verdadera lástima lo de los colmillos... mejor no pensar que han hecho con ellos. Por otra parte el zoo de bcn tiene propuestas e iniciativas interesantes...
Penoso. Que poca capacidad de empatía, tratan los animales como si fueran objetos.
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