Según un reciente estudio, posiblemente estos seres están evolucionando para poder enfrentar mejor las demandas de sus vuelos de larga distancia a través de un notable aumento tanto de sus cuerpos como de las alas, que pueden llegar a ser hasta un 20% mayores que los de los ejemplares de la misma especie que, en contra de lo que mucha gente piensa, viven en un solo lugar durante todo el año (generalmente en zonas tropicales, como América Central, las islas del Caribe y del Pacífico, donde pueden reproducirse todo el año).
Junto con su colega, el doctor Andrew Davies, también de la Universidad de Georgia, la profesora Alitzer utilizó técnicas de imágenes digitales para fotografiar y analizar el tamaño de las monarca tanto de poblaciones silvestres migratorias como no migratorias.
Además del ancho, los investigadores pudieron medir con precisión el área de la superficie de cada ala y, al compararlas, descubrieron que las alas de las monarca del este de América del Norte eran un 20% más grandes que las de Puerto Rico.
Los científicos también reprodujeron en el laboratorio mariposas monarca de distintas poblaciones, para demostrar que las alas más grandes eran heredadas porque tenían una base genética y no se producían como respuesta a factores medioambientales como las temperaturas más calientes.
Otra sorpresa es que, aunque las monarca migratorias, tanto de las costas este y oeste, tienen alas más grandes, los cuerpos de las monarcas occidentales son cerca de 8% más pequeños que los de las monarca orientales, lo que indica que podrían estar mejor adaptadas a aumentar la altura o planeo en su vuelo.
Lo que aún no han logrado descubrir los investigadores y será un tema importante para estudiar en el futuro es qué tanto sirve el tamaño para mejorar su rendimiento de vuelo, aunque por ahora planean medir las diferencias en el rendimiento de vuelo de cada una de las monarca con alas de distintas características para medir su velocidad y resistencia.
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