jueves, 11 de febrero de 2010

El cazador cazado

Por primera vez se le han dado la vuelta a las tornas: ahora no son los furtivos quienes amenazan al reino animal con sus dañinas trampas, sino que son ellos mismos quienes caen ellas.

O al menos eso es lo que pretende Brian Wolslegel, un taxidermista que hace diez años quiso darle un enfoque más tecnológico (y puede que humano) a la que fuera hasta entonces su profesión. Para ello creó su propia compañia, Custom Robotic Wildlife, plantó la sede en Wisconsin (EE UU) y ahora se dedica a producir un montón de robots con apariencia de todo tipo de animales que después servirán como señuelos.

El proceso consiste básicamente en montar algunas pieles de manera ingeniosa sobre armazones de aluminio y poliuretano que, para parecer aún más realistas, pueden equiparse también con un receptor inalámbrico y diferentes motores que permiten mover cabeza, cola o extremidades desde 400 metros de distancia. Y, por si esto fuera poco, tambén se planea instalar cartuchos de gas para que imiten la respiración del animal, aunque de momento eso está en el aire.

No es de extrañar que tanto realismo logre engañar a cualquiera, includos los cazadores ilegales que, una vez disparan a su presa de pega, son rastreados y grabados por las autoridades.

Como es obvio, la tecnología se paga y este caso no va a ser una excepción: el precio de un ciervo ronda los 1.100€, mientras que un oso negro bastante bien equipado puede llegar perfectamente los 2.200€. No obstante, es una buena inversión si se trata de terminar con esta cruel actividad.


Más información en Página Web de la empresa (en inglés).

4 comentarios:

Tanais dijo...

pues muy bien, muy bien!!!

David Moreno dijo...

Pos no me dan ni una pena, esos cazadores cazados, jaja

Un saludo indio

Sidel dijo...

Pues estan bastante conseguidos, prefiero que los cazen de mentira y que no maten a los de verdad ;)

Anónimo dijo...

Impresionante. Ahora sólo falta que equipen a los robots con chorros de tintan indeleble.
Salu2