jueves, 8 de julio de 2010

Lágrimas afrodisiacas

Según un nuevo estudio recogido por la revista Nature, las lágrimas de los ratones macho contienen una feromona sexual llamada ESP1, que hace más receptivas a las hembras para aparearse.

Mientras las feromonas sexuales son conocidas por tener efectos similares en otros animales, el nuevo estudio muestra por primera vez de qué forma funciona la interacción "en el nivel molecular y también en el nivel cerebral", dice el co-autor del estudio, Kazushige Touhara de la Universidad de Tokyo.

Los ratones macho lloran para evitar que sus ojos se deshidraten. Al mismo tiempo que se acicalan, esparcen las lágrimas (y las feromonas) por sus cuerpos y sus nidos. Cuando la hembra entra en contacto con el macho o su nido, captan la feromona a través del órgano nasal llamado 'vomeronasal', donde se une a un receptor proteínico específico. "Las féminas tienen que tocarle, porque no es un compuesto volátil como una fragancia", dice Touhara.

Una vez entran en contacto, la feromona es enviada a las regiones sexuales específicas del cerebro de la hembra.

Los humanos no tienen este gen, así que desafortunadamente los hombres no aumentarán sus probabilidades de éxito con las mujeres aunque decidan mostrar su lado más sensible, afirma Touhara. "Pero la cuestión es que los seres humanos no usamos la comunicación química ya que contamos con el lenguaje", afirma.

En cualquier caso, los descubrimientos podrían tener una aplicación real en el control demográfico de los ratones. De hecho, el equipo de Touhara ha estudiado patentar la feromona como una herramienta para "aumentar las oportunidades de apareamiento en los ratones de laboratorio".


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