miércoles, 2 de febrero de 2011

La Junta de Andalucía se plantea prohibir el caracol gigante como mascota

Pueden llegar a medir 30 centímetros de largo por 20 de alto, pesar un cuarto de kilo y vivir hasta los 9 años. Cada vez son más. Se consiguen a través de la red, en mercadillos callejeros e incluso en tiendas de animales. Y son baratas.

Más conocidas como caracoles gigantes africanos, las achatina fulica son la nueva moda en el mundo de las mascotas. El problema, más allá de la sensación de tener un molusco enorme paseando por casa, son los estragos que este caracol, una de las cien especies exóticas invasoras más dañinas, puede causar en la agricultura e, incluso, en la salud.

Procedente del este y noreste de África, la achatina es un herbívoro que puede arrasar con más de cien especies de plantas cultivables como el algodón, las hortalizas, los bananos y los frijoles, según explica en un informe la Consejería andaluza de Medio Ambiente, que propone a las autoridades competentes incluir este molusco en futuros listados de especies prohibidas en la comunidad autónoma.

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De momento, Medio Ambiente ha detectado la presencia del animal en mercadillos locales, en parques zoológicos y tiene constancia de iniciativas particulares de importación y cría para la exportación.

El objetivo de la consejería es, por tanto, prevenir e impedir que se propague esta especie, capaz incluso de aprovechar las fibras vegetales que contienen las heces de las vacas, toros y caballos, un ganado abundante en Andalucía.

Su amenaza proviene, sobre todo, de su enorme capacidad de adaptación, de su facilidad de entrada y de su potencia reproductiva: pueden poner hasta cien huevos en su primer año y hasta 500 en el segundo. Su competitividad por devorarlo todo ha llegado a provocar la reducción de poblaciones de otros caracoles de gran tamaño y otras especies de moluscos, explican los expertos.

Aparte de los daños en el campo, los caracoles gigantes suponen también un riesgo considerable para la salud humana. Sus parásitos pueden convertirse en una fuente de transmisión de enfermedades infecciosas, como la meningitis eosinofílica o la angioestrongiliasis abdominal, que pueden contraerse ingiriendo la carne del caracol indebidamente preparada o transfiriendo su mucosidad a los ojos, la nariz y la boca de las personas. Esto último puede producirse simplemente tocándolos.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Conocía la proliferación de estos caracoles en Andalucía, y el el problema que pueden suponer tanto como especie invasora, como por la transmisión de enfermedades.
De lo que no tenía ni idea era que se tuviera como mascota :-O
Salu2

José Luis López Recio dijo...

No conocía esta especie de caracol.
Como solución a la vivienda, dado su gran tamaño, esperemos con la Junta de Andalucía no decida usar sus caparazones para ofrecer vivienda a los jóvenes en la próxima campaña electoral.
Saludos!