El Gobierno de la provincia de Wakayama, en el centro de Japón, ha permitido a los pescadores del pueblo de Taiji alargar un mes más, hasta el 31 de mayo, la temporada de caza de delfines, que va de septiembre a abril, según informa hoy la agencia de noticias local Kyodo. Taiji se hizo famoso por el filme The Cove, ganador en 2009 del Oscar al mejor documental, en el que se muestra cómo se realiza la matanza de delfines en las ensenadas de su costa, una práctica muy criticada internacionalmente desde entonces.
La pesca en aguas poco profundas de delfines y pequeños cetáceos se lleva a cabo en Taiji mediante un método tradicional inventado en este pueblo por el cual varias embarcaciones crean un muro de sonido que empuja a los ejemplares a una bahía en la que son arponeados.
El gremio había pedido a las autoridades extender la temporada de caza tras capturar este año un menor número de ejemplares de calderón, un cetáceo de la familia de los delfines, en parte porque la corriente de Kuroshio no se acercó a las costa de Japón tanto como es habitual, manteniendo a estos animales lejos. "Agradecemos la prórroga, pues beneficia económicamente a nuestro pueblo", ha dicho a Kyodo el propietario de una procesadora de carne de ballena de la localidad.
Esta prolongación se concede después de que se anunciara, el martes, la cancelación en Taiji de la temporada de caza de ballenas en mar abierto, que se realiza con navíos balleneros y dura normalmente de mayo a septiembre. La suspensión de esta práctica en el pueblo por primera vez desde 1988 se debe a que un ballenero de la localidad suplirá en la llamada captura de cetáceos con fines científicos a barcos de las zonas afectadas por el tsunami que asoló el noreste de Japón el pasado 11 de marzo. El buque de Taiji realizará estas labores en las costas de Hokkaido, área designada especialmente este año después de que el terremoto obligara al Gobierno nipón a buscar zonas alternativas de caza.
Gracias a la prórroga de la temporada de caza de delfines, unos 60 ejemplares de calderón fueron capturados el miércoles y subastados ayer por la mañana. Según escribe el activista Brian Barnes en la página web SaveJapanDolphins.org, de la organización conservacionista Earth Island Institute, "cerca de 40" delfines fueron matados el martes y entre 50 y 80 el miércoles. La cuota anual de caza es de 200 delfines. "Japón necesita la compasión del mundo para ayudarles tras los terribles acontecimientos del 11 de marzo", señala Barnes. Y prosigue: "¿Pueden entender los líderes del país que mostrar compasión por delfines, marsopas y ballenas es algo que está esperando el resto del mundo?"
Los ecologistas argumentan que la caza de cetáceos con fines científicos no es más que una coartada para evitar la prohibición internacional de la captura comercial de ballenas desde mediados de los 80. En febrero, Japón decidió suspender la temporada de caza de ballenas en la Antártida por las acciones de protesta de Sea Shepherd contra su flota ballenera y para garantizar así la seguridad de las tripulaciones.
La pesca en aguas poco profundas de delfines y pequeños cetáceos se lleva a cabo en Taiji mediante un método tradicional inventado en este pueblo por el cual varias embarcaciones crean un muro de sonido que empuja a los ejemplares a una bahía en la que son arponeados.
El gremio había pedido a las autoridades extender la temporada de caza tras capturar este año un menor número de ejemplares de calderón, un cetáceo de la familia de los delfines, en parte porque la corriente de Kuroshio no se acercó a las costa de Japón tanto como es habitual, manteniendo a estos animales lejos. "Agradecemos la prórroga, pues beneficia económicamente a nuestro pueblo", ha dicho a Kyodo el propietario de una procesadora de carne de ballena de la localidad.
Esta prolongación se concede después de que se anunciara, el martes, la cancelación en Taiji de la temporada de caza de ballenas en mar abierto, que se realiza con navíos balleneros y dura normalmente de mayo a septiembre. La suspensión de esta práctica en el pueblo por primera vez desde 1988 se debe a que un ballenero de la localidad suplirá en la llamada captura de cetáceos con fines científicos a barcos de las zonas afectadas por el tsunami que asoló el noreste de Japón el pasado 11 de marzo. El buque de Taiji realizará estas labores en las costas de Hokkaido, área designada especialmente este año después de que el terremoto obligara al Gobierno nipón a buscar zonas alternativas de caza.
Gracias a la prórroga de la temporada de caza de delfines, unos 60 ejemplares de calderón fueron capturados el miércoles y subastados ayer por la mañana. Según escribe el activista Brian Barnes en la página web SaveJapanDolphins.org, de la organización conservacionista Earth Island Institute, "cerca de 40" delfines fueron matados el martes y entre 50 y 80 el miércoles. La cuota anual de caza es de 200 delfines. "Japón necesita la compasión del mundo para ayudarles tras los terribles acontecimientos del 11 de marzo", señala Barnes. Y prosigue: "¿Pueden entender los líderes del país que mostrar compasión por delfines, marsopas y ballenas es algo que está esperando el resto del mundo?"
Los ecologistas argumentan que la caza de cetáceos con fines científicos no es más que una coartada para evitar la prohibición internacional de la captura comercial de ballenas desde mediados de los 80. En febrero, Japón decidió suspender la temporada de caza de ballenas en la Antártida por las acciones de protesta de Sea Shepherd contra su flota ballenera y para garantizar así la seguridad de las tripulaciones.
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2 comentarios:
Nunca he estado de acuerdo ni con la caza ni con la pesca, y mucho menos cuando se producen matanzas de este tipo.
Como siempre, tu blog al día lleno de grandes entradas.
Un saludo!
Aunque yo respeto las culturas y tradiciones de otros países, reprocho totalmente el sacrificio de especies como los delfines ó ballenas, práctica muy típica de los japoneses. Alguien allá arriba está viendo lo que hacemos a diario.
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