La cautividad de los chimpancés puede resultar desastrosa para la salud de éstos animales según un estudio que sugiere que los simios de éste tipo que residen en los zoológicos padecen problemas mentales debido a su confinamiento.
El estudio compara el comportamiento de 40 chimpancés de parques zoológicos de Estados Unidos y Reino Unido con 1.000 horas de observación de éstos simios en libertad en Uganda.
La investigación destaca que todos los chimpancés en cautividad manifestaban conductas anormales, tales como automutilaciones, balanceos repetitivos o coprofagia que pueden indicar problemas mentales, pautas que no se han registrado en chimpancés en libertad.
"Los comportamientos anormales están relacionados con los chimpancés de laboratorio. Nos asombramos al ver estos niveles de conducta anormal en los chimpancés de los zoológicos", declaró Nicholas Newton-Fisher, coautor del ensayo. También destaca que todos los animales observados durante el experimento se encontraban en las mejores condiciones de cautividad posibles, con una dieta variada y un correcto tratamiento de su entorno.
Otros estudios demuestran que al mejorar las condiciones de ambiente de los simios mejora también la conducta de los animales. Pero los comportamientos anormales son inherentes al confinamiento en zoológicos.
El investigador opina además sobre la dificultad de reinsertar estos animales en la naturaleza. Reconoce que es una posibilidad liberar estos animales en reservas naturales, sin embargo advierte que muchos de los chimpancés actualmente en cautiverio no se adaptarían correctamente a la vida salvaje.
Los autores del artículo hacen hincapié en la necesidad de comprender como la mente de los chimpancés se enfrenta al cautiverio por ser una cuestión con implicaciones científicas y de bienestar.
El estudio compara el comportamiento de 40 chimpancés de parques zoológicos de Estados Unidos y Reino Unido con 1.000 horas de observación de éstos simios en libertad en Uganda.
La investigación destaca que todos los chimpancés en cautividad manifestaban conductas anormales, tales como automutilaciones, balanceos repetitivos o coprofagia que pueden indicar problemas mentales, pautas que no se han registrado en chimpancés en libertad.
"Los comportamientos anormales están relacionados con los chimpancés de laboratorio. Nos asombramos al ver estos niveles de conducta anormal en los chimpancés de los zoológicos", declaró Nicholas Newton-Fisher, coautor del ensayo. También destaca que todos los animales observados durante el experimento se encontraban en las mejores condiciones de cautividad posibles, con una dieta variada y un correcto tratamiento de su entorno.
Otros estudios demuestran que al mejorar las condiciones de ambiente de los simios mejora también la conducta de los animales. Pero los comportamientos anormales son inherentes al confinamiento en zoológicos.
El investigador opina además sobre la dificultad de reinsertar estos animales en la naturaleza. Reconoce que es una posibilidad liberar estos animales en reservas naturales, sin embargo advierte que muchos de los chimpancés actualmente en cautiverio no se adaptarían correctamente a la vida salvaje.
Los autores del artículo hacen hincapié en la necesidad de comprender como la mente de los chimpancés se enfrenta al cautiverio por ser una cuestión con implicaciones científicas y de bienestar.
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2 comentarios:
Hace un par de años cuando fui al zoológico de mi ciudad (que dicho sea de paso está entre los mejores y supuestamente mejor cuidados de México) en la jaula de los gorilas descubrí una mirada de profunda inteligencia, incluso un poco de sarcasmo y pose en sus actitudes. No me extraña que los chimpancés se desquicien. Todos merecemos la libertad, incluyendo desde luego a otros animales.
Hace mucho que no voy al Zoo de Madrid, porque la última vez que fui los orangutanes nos miraban a través del cristal con una infinita tristeza, me dió la sensación de que no eran felices, que sus ojos nos pedían ayuda y fue una sensación extraña porque era como comunicarse con un animal pero con ojos que transmitian sensaciones humanas... Los chimances sentados comían mandarinas y nos miraban como diciéndo vamos a ver quién viene hoy a vernos, parecían deprimidos. Es una pena. Saludos.
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