Según un nuevo estudio basado en la evaluación de décadas de registros, la tortuga boba tarda casi medio siglo en alcanzar la madurez reproductiva.
El hecho de que una tortuga hembra de esta especie no comience a poner huevos hasta después de 45 años de vida, viene a significar que las poblaciones tienen menos resiliencia o capacidad de respuesta a cambios en el ambiente de lo que se pensaba. Esto se debe principalmente a que cuanto más tarda un animal en alcanzar la madurez, más vulnerable se vuelve a factores de mortalidad generados por la acción humana.
Dicho de otro modo, esto se debe a que hay una probabilidad mucho más alta de que un animal muera, por ejemplo, al verse atrapado en una red de pesca, antes de poder generar su reemplazo a través de la reproducción.
Las tortugas bobas pueden pesar más de cien kilos y medir hasta un metro. Tienen sitios de anidación en varios continentes, por ejemplo, en las costas de Estados Unidos, México, Cuba, Panamá, Brasil y Colombia.
Durante mucho tiempo se ha sabido que vuelven al mismo sitio donde nacieron, o a un sitio cercano, a reproducirse, pero, a pesar de que las estimaciones de edad de madurez iban desde 10 años a 35 años, no se conoce cuál es su longevidad, ya que no ha sido posible identificar a un individuo y seguirlo hasta el final de su vida puesto que recorren miles de kilómetros en el océano y pasan gran parte de su tiempo bajo el agua.
Para estimar el ritmo de crecimiento de tortugas recién nacidas, los científicos examinaron mediciones en playas protegidas en Florida y las compararon con datos sobre las mismas tortugas cuando habían llegado a las islas Azores en el Atlántico Norte.
Esta travesía, que logran desplazándose miles de kilómetros impulsadas por las corrientes, les lleva aproximadamente 450 días. Los investigadores determinaron cuánto habían crecido las tortugas en ese período.
En segundo lugar, se utilizaron cientos de mediciones registradas por científicos que habían capturado, identificado y luego recapturado tortugas individuales. Con estos datos, los investigadores cuantificaron la tasa de crecimiento de los animales y pudieron establecer la edad de las tortugas madre en sitios de anidación.
Afortunadamente, en nuestros días los científicos cuentan ahora con la tecnología para seguir a un individuo, pudiendo usarse lo que se conoce como etiquetas Pit (passive integrated transponder tags), chips del tamaño de un grano de arroz que se inyectan bajo la piel y posteriormente pueden escanearse e identifica al animal para siempre(son los mismos que se usan en los gatos o perros).
Resumiendo, lo cierto es que aún pueden pasar muchísimos años hasta que los científicos sean capaces de acompañar a una tortuga hembra desde su madurez hasta el final de su vida. Sin embargo, el estudio tiene un claro mensaje sobre la importancia de perseverar en los esfuerzos de conservación al dejar en evidencia que las tortugas marinas necesitan mucho tiempo para que sus poblaciones se recuperen de impactos causados por la acción humana.
Y es por ello que los proyectos de protección de playas de anidación deben persistir aunque no vean resultados tangibles durante mucho tiempo, hasta que las hembras vuelvan a la costa a reproducirse. Estos esfuerzos deben continuarse durante décadas.
El hecho de que una tortuga hembra de esta especie no comience a poner huevos hasta después de 45 años de vida, viene a significar que las poblaciones tienen menos resiliencia o capacidad de respuesta a cambios en el ambiente de lo que se pensaba. Esto se debe principalmente a que cuanto más tarda un animal en alcanzar la madurez, más vulnerable se vuelve a factores de mortalidad generados por la acción humana.
Dicho de otro modo, esto se debe a que hay una probabilidad mucho más alta de que un animal muera, por ejemplo, al verse atrapado en una red de pesca, antes de poder generar su reemplazo a través de la reproducción.
Las tortugas bobas pueden pesar más de cien kilos y medir hasta un metro. Tienen sitios de anidación en varios continentes, por ejemplo, en las costas de Estados Unidos, México, Cuba, Panamá, Brasil y Colombia.
Durante mucho tiempo se ha sabido que vuelven al mismo sitio donde nacieron, o a un sitio cercano, a reproducirse, pero, a pesar de que las estimaciones de edad de madurez iban desde 10 años a 35 años, no se conoce cuál es su longevidad, ya que no ha sido posible identificar a un individuo y seguirlo hasta el final de su vida puesto que recorren miles de kilómetros en el océano y pasan gran parte de su tiempo bajo el agua.
Para estimar el ritmo de crecimiento de tortugas recién nacidas, los científicos examinaron mediciones en playas protegidas en Florida y las compararon con datos sobre las mismas tortugas cuando habían llegado a las islas Azores en el Atlántico Norte.
Esta travesía, que logran desplazándose miles de kilómetros impulsadas por las corrientes, les lleva aproximadamente 450 días. Los investigadores determinaron cuánto habían crecido las tortugas en ese período.
En segundo lugar, se utilizaron cientos de mediciones registradas por científicos que habían capturado, identificado y luego recapturado tortugas individuales. Con estos datos, los investigadores cuantificaron la tasa de crecimiento de los animales y pudieron establecer la edad de las tortugas madre en sitios de anidación.
Afortunadamente, en nuestros días los científicos cuentan ahora con la tecnología para seguir a un individuo, pudiendo usarse lo que se conoce como etiquetas Pit (passive integrated transponder tags), chips del tamaño de un grano de arroz que se inyectan bajo la piel y posteriormente pueden escanearse e identifica al animal para siempre(son los mismos que se usan en los gatos o perros).
Resumiendo, lo cierto es que aún pueden pasar muchísimos años hasta que los científicos sean capaces de acompañar a una tortuga hembra desde su madurez hasta el final de su vida. Sin embargo, el estudio tiene un claro mensaje sobre la importancia de perseverar en los esfuerzos de conservación al dejar en evidencia que las tortugas marinas necesitan mucho tiempo para que sus poblaciones se recuperen de impactos causados por la acción humana.
Y es por ello que los proyectos de protección de playas de anidación deben persistir aunque no vean resultados tangibles durante mucho tiempo, hasta que las hembras vuelvan a la costa a reproducirse. Estos esfuerzos deben continuarse durante décadas.
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1 comentario:
Las tortugas me apasionan tanto, son una maravilla, parece mentira que esta especie tarde medio siglo en alcanzar la madurez sexuel.
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