lunes, 16 de septiembre de 2013

Reaparece en Madrid una especie de coleóptero amenazada

La yamina de las efedras, un escarabajo amenazado, llevaba 15 años sin dejarse ver por la Comunidad de Madrid. Hasta que el pasado mes de agosto miembros del grupo conservacionista Espartal-Ecologistas en Acción descubrió varios ejemplares en unas plantas de efedra, donde pasan su vida, que crecen en el municipio de Valdemoro.

En el acta que los agentes forestales levantaron sobre el hallazgo el 6 de agosto se indica que la cita (de cuatro hembras y cinco machos) puede ser considerada de un enorme interés científico dado los años transcurridos desde la última observación en los municipios de Rivas Vaciamadrid y Torres de la Alameda.

El raro coleóptero ha resurgido en un lugar polémico: los terrenos elegidos por el Canal de Isabel II para construir una nueva depuradora en Valdemoro, que los ecologistas han denunciado porque afecta a hábitats de interés comunitario. En concreto, la edificación amenaza a las zonas de especial protección de aves Cortados y Cantiles de los ríos Jamara y Manzanares y al Lugar de Interés Comunitario (LIC) de las Vegas, Cuestas y Páramos del Sureste de Madrid, integrados en la Red Natura 2000.

El hallazgo de “esta auténtica reliquia zooloógica es un espaldarazo a la ya reconocida importancia ecológica de esta finca y un argumento definitivo en favor de su conservación”, sostienen los ecologistas. La especie pertenece a la familia de los bupréstidos y está incluida en el Libro Rojo de los Invertebrados Amenazados en España con la categoría de vulnerable. Su supervivencia, advierten los ecologistas, está ligada a la conservación del hábitat en el que se desarrollan las plantas de efedra. 

Los agentes forestales corroboran esta afirmación en el acta, donde indican que el coleóptero se ha encontrado fuera del Parque Regional del Sureste, en una zona muy próxima a los terrenos donde se pretende construir la estación depuradora, por lo que la población “podría verse afectada por la citada obra”.

Los ecologistas que propusieron una ubicación alternativa en periodo de alegaciones para la planta de aguas residuales, calculan que la obra requerirá un movimiento de tierras de 275.000 metros cúbicos. “Esto supondrá un terrible impacto en un entorno extremadamente sensible y con presencia de comunidades vegetales de incalculable valor botánico” sostienen.

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