Cuando fue vista por los vecinos se produjo una persecución por parte de cientos de personas atemorizadas que trataban de abatirla para evitar que causase daños a la población local. Para refugiarse, la tigresa se subió a un tipo de higuera propio de la región de Bengala, de forma que nadie podía alcanzarla.
A pesar de la llegada de cinco guardas forestales procedentes de la reserva, la muchedumbre no cesaba su intento de acabar con el animal. Finalmente, tras horas de espera y después de que la tigresa huyera del árbol, los agentes consiguieron dormirla con dardos tranquilizadores.
Con ayuda de las redes de pescadores locales fue llevada hasta un pequeño puerto donde fue embarcada para devolverla a la Reserva de Sunderbans. En el trayecto fue tratada con sumo cuidado para evitar que sufrieran daños tanto ella como sus futuras crías.
Fuente de la noticia: El Mundo.
1 comentario:
hala, lo primero que se le ocurre a la gente es matarlo no? suerte de que llegaran los guardas porque sino la pobre habria sufrido mucho
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