Los urogallos se estresan con el esquí. En los últimos 20 años, la afición a los deportes de invierno ha crecido en España, hasta superar los siete millones de visitantes en las estaciones del país. Al mismo tiempo, la población de urogallos ha descendido un 50% en la Cordillera Cantábrica y un 20% en los Pirineos. La evolución en paralelo de ambas cifras no parece casual.
Un estudio del Instituto Ornitológico Suizo, recién publicado en Journal of Applied Ecology, confirma que el turismo asociado al esquí incrementa los niveles de estrés en el urogallo, perjudica su estado físico e impide a estas aves, de las que apenas quedan un millar en España, criar con éxito.
Uno de los autores del estudio, Lukas Jenni, ofrece una primera solución: "Recomendamos a los responsables de las estaciones que mantengan los bosques habitados por urogallos libres de infraestructuras turísticas y que conserven caminos forestales intactos en las zonas de esquí".
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