El experto Malcolm Smith ha explicado que los hechos ocurrieron el lunes, cuando se había pasado más de una hora intentando animar a las ballenas, una madre y su cría, para que dieran media vuelta y volvieran a mar abierto.
Los cetáceos lo intentaron una y otra vez pero quedaron atrapados en un banco de arena frente a la playa sin poder salir al océano, por lo que Smith empezó a valorar la posibilidad de sacrificarlos para ahorrarles el sufrimiento.
"Las ballenas estaban desorientadas y exhaustas, tenían la espalda arqueada y se llamaban la una a la otra continuamente", relató Smith.
Entonces llegó una delfín que a menudo visita la playa y es conocido por los locales como 'Moko', y en ese momento las dos ballenas se sumergieron en el agua, giraron y siguieron al animal unos 200 metros mar adentro, logrando superar la larga barrera de arena que las mantenía encalladas.
La delfín, que ya era popular entre bañistas de la zona y turistas por su carácter amigable, regresó a la playa de Mahia, al este de la isla, para jugar con los locales, dijo Smith, quien aseguró que nadie ha vuelto a ver a las ballenas.
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