La pobre Amali, una jirafa de cinco años de edad que vive qen el Zoológico de Tulsa, Oklahoma, tiene la mala suerte de sufrir lo que parece ser la contractura más grande del mundo en el cuello, después de haber sufrido un accidente de tráfico en el traslado desde el parque salvaje de Ohio. Lo peor es que la espectacular lesión no se puede curar por ahora.
El cuello de una jirafa tiene ligamentos y huesos fuertes y alargados que le dan la capacidad de moverse entre los árboles más altos y conseguir de ellos alimento.Sin embargo, en el caso de Amali el sistema de apoyo de la cabeza y el cuello está dañado por fatiga de los músculos y tendones o lesión en los ligamentos. La situación de Amali, que significa "esperanza" en swahili, es "estable", pero "su pronóstico a largo plazo es aún desconocido", señalan los expertos.
Cuando el animal abandonó el remolque de traslado, podía caminar, comer y moverse con normalidad. Fue inicialmente tratada por la fatiga muscular y posible trauma de tejidos blandos, utilizando para ello los medicamentos que un humano podría usar si se le tensa la espalda o el cuello, como esteroides similares al ibuprofeno, relajantes musculares, calmantes para el dolor (analgésicos) y un suplemento vitamínico.
Aunque el diagnóstico se está estudiando para determinar el alcance de la lesión e incluso se le va a practicar una radiografía la próxima semana, al parecer Amalí, que desde su llegada a Tula se encuentra en cuarentena médica, no sufre dolor alguno y los veterinarios esperan que el calambre se corrija por sí mismo, de forma natural.
Eperemos que así sea, por el bien del animal.
El cuello de una jirafa tiene ligamentos y huesos fuertes y alargados que le dan la capacidad de moverse entre los árboles más altos y conseguir de ellos alimento.Sin embargo, en el caso de Amali el sistema de apoyo de la cabeza y el cuello está dañado por fatiga de los músculos y tendones o lesión en los ligamentos. La situación de Amali, que significa "esperanza" en swahili, es "estable", pero "su pronóstico a largo plazo es aún desconocido", señalan los expertos.
Cuando el animal abandonó el remolque de traslado, podía caminar, comer y moverse con normalidad. Fue inicialmente tratada por la fatiga muscular y posible trauma de tejidos blandos, utilizando para ello los medicamentos que un humano podría usar si se le tensa la espalda o el cuello, como esteroides similares al ibuprofeno, relajantes musculares, calmantes para el dolor (analgésicos) y un suplemento vitamínico.
Aunque el diagnóstico se está estudiando para determinar el alcance de la lesión e incluso se le va a practicar una radiografía la próxima semana, al parecer Amalí, que desde su llegada a Tula se encuentra en cuarentena médica, no sufre dolor alguno y los veterinarios esperan que el calambre se corrija por sí mismo, de forma natural.
Eperemos que así sea, por el bien del animal.
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3 comentarios:
Qué pena da verle con el cuello así, pero si no siente dolor ya es algo.
Besos
Pobre animal. Espero que se ponga bien.
Abrazos.
Te escribo para decirte que me encanta tu blog, es sencillamente fantástico. GRACIAS por compartirlo con todos :)
http://vidadefieras.blogspot.com
Un saludo.
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