Coca y Dalia son dos linces hermanos de padre y madre de distinta camada. Este dato ya los convertiría en ejemplares únicos en su especie, si no fuera porque lo son por otra circunstancia: están en tratamiento por padecer leucemia felina, una enfermedad que le costó la vida a cuatro de sus congéneres en 2007, año en el que se detectó un brote de esta enfermedad que afectó a siete linces de los que tan sólo han sobrevivido tres: los dos hermanos y su progenitora, Rayuela.
El encargado del CREA de la Junta en Córdoba, Miguel Carrasco, ha explicado que la madre de Coca y Dalia pudo ser puesta en libertad porque, tras el tratamiento, aisló este virus, que destruye el sistema inmunitario de los felinos, y además dejó de liberarlo, por lo que no lo contagia al resto de animales.
El de Rayuela es un caso único en su especie, si bien también son peculiares los casos de sus dos hijos, Coca y Dalia, que ingresaron en el CREA en 2007 y consiguen hacer frente a la enfermedad, para la que hasta este momento no se conoce cura.
Desde entonces, estos dos hermanos, que ocupan espacios separados pero contiguos en los que se recrea su medio natural, están en tratamiento para esta enfermedad que se contagia a través del contacto directo, por lo que los linces afectados por leucemia tienen que ser ingresados en centros especializados, no sólo para que no fallezcan por esta causa, sino también para que no la contagien a otros linces.
Carrasco ha destacado que uno de los mayores logros obtenidos con Coca y Dalia es que no han desarrollado la enfermedad, pero en cambio sí continúan liberando el virus de la leucemia felina, motivo por el cual no se prevé su puesta en libertad ni su reproducción, pues existe riesgo de que los descendientes también nacieran con la patología.
El encargado del CREA de la Junta en Córdoba, Miguel Carrasco, ha explicado que la madre de Coca y Dalia pudo ser puesta en libertad porque, tras el tratamiento, aisló este virus, que destruye el sistema inmunitario de los felinos, y además dejó de liberarlo, por lo que no lo contagia al resto de animales.
El de Rayuela es un caso único en su especie, si bien también son peculiares los casos de sus dos hijos, Coca y Dalia, que ingresaron en el CREA en 2007 y consiguen hacer frente a la enfermedad, para la que hasta este momento no se conoce cura.
Desde entonces, estos dos hermanos, que ocupan espacios separados pero contiguos en los que se recrea su medio natural, están en tratamiento para esta enfermedad que se contagia a través del contacto directo, por lo que los linces afectados por leucemia tienen que ser ingresados en centros especializados, no sólo para que no fallezcan por esta causa, sino también para que no la contagien a otros linces.
Carrasco ha destacado que uno de los mayores logros obtenidos con Coca y Dalia es que no han desarrollado la enfermedad, pero en cambio sí continúan liberando el virus de la leucemia felina, motivo por el cual no se prevé su puesta en libertad ni su reproducción, pues existe riesgo de que los descendientes también nacieran con la patología.
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