Según un proyecto experimental en una cárcel francesa, el cuidado de animales de compañía mejora y suaviza el comportamiento de los presos.
Por esta misma razón, en una prisión de Estrasburgo, los reclusos aprenden a alimentar y cuidar conejos, hurones, pájaros y otros animales pequeños, una actividad que, además de tener efectos positivos en la relación entre los internos, también hace que se creen lazos afectivos con los animales.
Por esta misma razón, en una prisión de Estrasburgo, los reclusos aprenden a alimentar y cuidar conejos, hurones, pájaros y otros animales pequeños, una actividad que, además de tener efectos positivos en la relación entre los internos, también hace que se creen lazos afectivos con los animales.
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