Las gallinas sienten empatía ante el malestar de sus polluelos, según un estudio de la Universidad de Bristol en Reino Unido que descubre por primera vez que estas aves muestran una clara respuesta fisiológica y de conducta cuando sus polluelos se encuentran ligeramente angustiados.
La investigación es la primera en demostrar que las aves poseen uno de los atributos importantes que subyacen a la empatía y utiliza, también como novedad, tanto métodos de conducta como fisiológicos para medir estas características en aves.
Los autores utilizaron un método experimental bien controlado e hicieron uso de avances técnicos en control fisiológico no invasivo y descubrieron que las gallinas domésticas muestran una clara respuesta fisiológica y de conducta ante la angustia de sus polluelos.
Durante uno de estos métodos controlados, cuando los polluelos eran expuestos a un golpe de aire, la tasa cardiaca de los pollos aumentó y la temperatura de los ojos disminuyó. La conducta de las gallinas también cambió y reaccionaron con mayor alerta, disminuyeron el acicalamiento de sus plumas y aumentaron las vocalizaciones dirigidas a sus polluelos.
Algunas de estas respuestas habían sido utilizadas antes como indicadores de una respuesta emocional en los animales. En los pollos domésticos, el tiempo empleado en estado de alerta se asocia con mayores niveles de miedo. Investigaciones previas realizadas por el mismo grupo han mostrado que las gallinas también evitan de forma selectiva los alrededores asociados con mantenerse de pie más tiempo y menores niveles de acicalamiento de plumas.
Según explica Jo Edgar, responsable del estudio, "la magnitud en la que el malestar de los otros afecta a los animales es muy relevante para la prosperidad de la granja y los animales de laboratorio".
"Nuestra investigación se plantea la cuestión fundamental de si las aves tienen la capacidad para mostrar respuestas empáticas. Descubrimos que las aves femeninas adultas poseen al menos los atributos esenciales que subyacen a la 'empatía', la capacidad de verse afectadas por, y compartir, el estatus emocional de otro", señala Edgar.
Los investigadores utilizaron pollos como una especie modelo porque, bajo condiciones comerciales, los pollos encontrarán habitualmente a otros pollos mostrando signos de dolor o malestar debido a la rutina de las prácticas de cría o debido a los altos niveles de condiciones como fracturas óseas o trastornos en las patas.
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