Se dice que disponemos de los medios necesarios para salvar al felino más poderoso de la Tierra y sin embargo no dejamos de preguntarnos si realmente contamos con la voluntad de hacerlo. Bajo esta premisa os traigo el siguiente artículo, escrito por Caroline Alexander y publicado en la edición española de National Geographic.
El tigre, el mayor de los grandes felinos, ha sido descrito con deferencia incluso por la terminología biológica con expresiones como «depredador alfa», «megafauna carismática», «especie bandera». Es uno de los carnívoros más temibles del planeta, y aun así, con su pelaje ámbar cruzado por llamaradas negras, es una de las criaturas más bellas que existen.Una hembra descansa con su cachorro en el Parque Nacional Bandhavgarh, donde se ha conseguido que aumente el número de tigres (Foto: Steve Winter | National Geographic).
(...)Tiene unas garras retráctiles de hasta diez centímetros de largo y unos dientes carniceros que destrozan cualquier hueso. Aunque puede alcanzar por breves momentos los 55 kilómetros por hora, no está hecho para la velocidad sino para la fuerza. Sus patas cortas y potentes impulsan su letal embestida y sus saltos legendarios.
(...)Los enemigos del tigre son bien conocidos: la pérdida de hábitat, exacerbada por la explosión demográfica; la pobreza, que induce a la caza furtiva de animales de presa, y por encima de todo, el brutal tráfico ilegal de diferentes partes del cuerpo del tigre en China. Menos conocidas son las estrategias conservacionistas mal formuladas que durante decenios han fracasado en la protección del tigre.
2 comentarios:
Es muy bello, pero difícil el camino que has elegido con tu blog Perséfone, salvar el mundo de los animales, mucho sentimiento de tu parte. Que tengas la mejor suerte.
la oreja en el ruido.
albers: Muchas gracias por tus bellas palabras, aunque soy plenamente consciente que lo de salvar el reino animal es una pretensión demasiado atrevida. Me conformo con aportar mi granito de arena a la causa, aunque comparado con la labor que llevan a cabo multitud de asociaciones ecologistas y otras organizaciones benéficas resulta casi irrisorio.
Muchas gracias por asomarte a este pequeño espacio. Ni que decir tiene que estás invitado a volver siempre que te apetezca.
Un abrazo.
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