Vive en una de las zonas más remotas del territorio ruso y es uno de los felinos más amenazados del planeta. La situación del leopardo de Amur (Panthera pardus orientalis) es tan frágil, que su población en el medio silvestre se estima en apenas cerca de 35 ejemplares.
Desde 1996, el leopardo de Amur se encuentra en la mayor categoría de riesgo, peligro crítico, en la lista de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. En la misma región vive otra especie de felino amenazada, el tigre de Amur o tigre siberiano, (Panthera tigris altaica), el mayor felino del mundo.
Un proyecto internacional, en el que participan expertos británicos, estadounidenses y rusos, está controlando actualmente la salud de la población existente y se propone reintroducir crías de leopardos en cautiverio. Y es que uno de los mayores riesgos del programa de reintroducción es que los leopardos cautivos transmitan a los animales silvestres enfermedades potencialmente devastadoras.
El Dr. John Lewis, director veterinario y fundador de la ONG Wildlife Vets International en el Reino Unido, evalua desde hace varios años la salud de la población silvestre y también de los animales en cautiverio en diversos zoológicos europeos.
Los cerca de 35 leopardos silvestres viven en un vasto territorio de unos 20.000 kms cuadrados en el extremo sureste de Rusia, en la región de frontera con China y Corea del Norte. De hecho, su nombre hace referencia a uno de los grandes cauces de agua de la región, el Río Amur, que durante un gran tramo marca la frontera natural sino-rusa.
Estos animales necesitan una zona tan extensa porque en ese hábitat la densidad de presas y la disponibilidad de agua son muy bajas. Mientras, otros felinos como el tigre de Sumatra, por ejemplo, viven en regiones tropicales donde la comida es abundante, por lo que pueden moverse por un territorio más reducido.
Desde 1996, el leopardo de Amur se encuentra en la mayor categoría de riesgo, peligro crítico, en la lista de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. En la misma región vive otra especie de felino amenazada, el tigre de Amur o tigre siberiano, (Panthera tigris altaica), el mayor felino del mundo.
Un proyecto internacional, en el que participan expertos británicos, estadounidenses y rusos, está controlando actualmente la salud de la población existente y se propone reintroducir crías de leopardos en cautiverio. Y es que uno de los mayores riesgos del programa de reintroducción es que los leopardos cautivos transmitan a los animales silvestres enfermedades potencialmente devastadoras.
El Dr. John Lewis, director veterinario y fundador de la ONG Wildlife Vets International en el Reino Unido, evalua desde hace varios años la salud de la población silvestre y también de los animales en cautiverio en diversos zoológicos europeos.
Los cerca de 35 leopardos silvestres viven en un vasto territorio de unos 20.000 kms cuadrados en el extremo sureste de Rusia, en la región de frontera con China y Corea del Norte. De hecho, su nombre hace referencia a uno de los grandes cauces de agua de la región, el Río Amur, que durante un gran tramo marca la frontera natural sino-rusa.
Estos animales necesitan una zona tan extensa porque en ese hábitat la densidad de presas y la disponibilidad de agua son muy bajas. Mientras, otros felinos como el tigre de Sumatra, por ejemplo, viven en regiones tropicales donde la comida es abundante, por lo que pueden moverse por un territorio más reducido.
Debido al número bajo de individuos, uno de los posibles problemas es la endogamia o falta de diversidad genética, que podría llevar a problemas congénitos, mayor susceptibilidad a enfermedades o dificultades en la reproducción.
Esto se une a las principales amenazas que a las que debe hacer frente la especie, como la caza por parte de los seres seres humanos de aquellos animales de los que se alimenta, como ciervos y cerdos salvajes o las quemas de determinadas áreas de bosque a manos de los pobladores locales para promover nuevo crecimiento como forraje para su ganado. Por supuesto, tampoco puede faltar la caza furtiva de leopardos para mercados en China y Corea del Norte.
El proyecto internacional junto a veterinarios rusos ha venido promovido patrullas para evitar la caza furtiva, así como el control de incendios y el diálogo con cazadores de ciervos para asegurar la existencia de presas. Los expertos también están monitoreando la salud de la población silvestre.
Ahora un nuevo centro está siendo construido en Rusia para albergar en los próximos meses a los primeros leopardos en cautiverio. Éstos se reproducirán en el centro y sus crías serán introducidas al medio silvestre cuando alcancen entre 12 y 18 meses, la edad a la que normalmente abandonan a sus madres.
En los próximos meses leopardos de centros británicos como el zoológico de Colchester o la Fundación de Vida Silvestre en Kent podrían formar parte del programa de reintroducción, un proyecto que además podría ayudar en la conservación de otras especies de grandes felinos.
Esto se une a las principales amenazas que a las que debe hacer frente la especie, como la caza por parte de los seres seres humanos de aquellos animales de los que se alimenta, como ciervos y cerdos salvajes o las quemas de determinadas áreas de bosque a manos de los pobladores locales para promover nuevo crecimiento como forraje para su ganado. Por supuesto, tampoco puede faltar la caza furtiva de leopardos para mercados en China y Corea del Norte.
El proyecto internacional junto a veterinarios rusos ha venido promovido patrullas para evitar la caza furtiva, así como el control de incendios y el diálogo con cazadores de ciervos para asegurar la existencia de presas. Los expertos también están monitoreando la salud de la población silvestre.
Ahora un nuevo centro está siendo construido en Rusia para albergar en los próximos meses a los primeros leopardos en cautiverio. Éstos se reproducirán en el centro y sus crías serán introducidas al medio silvestre cuando alcancen entre 12 y 18 meses, la edad a la que normalmente abandonan a sus madres.
En los próximos meses leopardos de centros británicos como el zoológico de Colchester o la Fundación de Vida Silvestre en Kent podrían formar parte del programa de reintroducción, un proyecto que además podría ayudar en la conservación de otras especies de grandes felinos.
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1 comentario:
Deseemos que tengan mucha suerte y que sus esfuerzos sean eficaces en la conservación del leopardo. Un saludo.
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