jueves, 3 de mayo de 2012

Toni Nevin: el primer osteópata de animales

La historia de Wendi, una elefante bebé en Kenia, es una de las que más recuerda Tony Nevin. La pequeña quedó en estado de shock cuando vio morir a su madre y no conseguía respirar normalmente. Fue sólo gracias a la ayuda de este osteópata pionero, que lleva dos décadas viajando por el mundo para tratar todo tipo de lesiones en animales silvestres, que logró superar el trauma y crecer normalmente. 

Todo comenzó cuando Nevin, que hasta entonces sólo tenía pacientes humanos, ofreció sus servicios en un centro de rescate cercano a su casa en Inglaterra para ayudar a un tejo enfermo que no respondía a ningún tratamiento. Desde entonces, ha sanado desde elefantes hasta aves, murciélagos, rinocerontes y pitones. Y la clave suele estar, según él, en las emociones.

Por poner un ejemplo de su trabajo, en el caso de elefantes bebé que han quedado huérfanos, muchas veces han visto morir a su madre a manos de cazadores furtivos o depredadores. Este shock tiende a manifestarse en la forma en que endurecen el diafragma, la cabeza y toda la mandíbula. La tensión en el diafragma hace que no respiren normalmente y esto acaba afectando a todo el sistema digestivo, impidiéndoles alimentarse adecuadamente o responder a tratamientos convencionales con medicinas. Algunos animales no sobreviven, otros viven afectados toda la vida. 


Para tratar esta reacción reflejo, similar a la que sufrimos los seres humanos en casos de shock, se utilizan las manos y las mismas técnicas que se utilizan para tratar a personas: se trata de afinar el sistema nervioso central, es decir el cerebro y la espina dorsal, colocando suavemente las manos sobre el paciente y trabajando con su respiración para cambiar el estado del diafragma, soltando la presión cuidadosamente. 

Ejerciendo diferentes presiones con sus manos al acompañar la respiración del animal, Nevin reestablece la comunicación entre los músculos y el sistema nervioso central, siendo muy similares las técnicas utilizadas en el caso de otras especies. 

Lo cierto es que, a pesar de que pudiera parecer una locura, el interés por la osteopatía de animales está creciendo hasta tal punto en que ya existen dos universidades, una en Gales y otra en Londres, que ofrecen cursos de posgrado al respecto. 


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