jueves, 26 de julio de 2012

El rorcual común, más amenazado de lo que se pensaba en el Mediterráneo

En 1991, la población de rorcual común ('Balaenoptera physalus') en el mar Mediterráneo se estimaba en 3.500 animales. Un nuevo estudio, publicado en 'Marine Mammal Science', demuestra ahora que este registro incluía a individuos procedentes del Atlántico y sugiere que la distribución y el tamaño poblacional actual de esta ballena en peligro de extinción se reconsideren.

El equipo de investigación analizó 29.822 horas de grabación de las canciones emitidas por estos mamíferos marinos -que pueden alcanzar una longitud de 27 metros, y son el segundo cetáceo más grande del mundo- para identificar los límites de distribución del rorcual común mediterráneo y el del Atlántico norte en el Estrecho de Gibraltar, donde ambas poblaciones se solapan.

Los resultados revelan que la presencia de rorcuales comunes en el área del Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán -suroeste del Mediterráneo- se limita exclusivamente a rorcuales atlánticos que visitan el mar Mediterráneo sobre todo de otoño a primavera. Como consecuencia, la población de rorcuales mediterráneos presenta una distribución mucho más limitada que la actualmente descrita, excluyendo una región importante del Mediterráneo occidental.

La importancia del estudio reside en el estado crítico en el que se encuentra el cetáceo en estas aguas donde es el único misticeto -tiene barbas en lugar de dientes-. La especie es especialmente frágil por las colisiones con buques mercantes y ferris, que son la principal causa de mortandad del rorcual común.

Entre sus amenazas también destaca el "insuficiente" conocimiento de sus características ecológicas básicas como su distribución y su tamaño poblacional.

Para controlar sus amenazas, los mismos investigadores identificaron en otro trabajo el posible impacto del ruido generado por actividades humanas en el comportamiento acústico y en el movimiento geográfico de los rorcuales comunes en varias regiones del mar Mediterráneo y el océano Atlántico noreste.

Tras analizar 20.547 horas de grabación de sonidos emitidos por las ballenas, el estudio indica que los rorcuales modifican las características de sus canciones para intentar reducir el impacto del ruido en su propagación.

Los investigadores documentaron además un desplazamiento masivo de rorcuales desencadenado por el ruido de una prospección geofísica a 285 km de distancia del área de estudio.

A largo plazo, las consecuencias sobre los mamíferos son claras: se producen efectos crónicos en su supervivencia.




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El vídeo ha sido extraído de El mundo.

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