jueves, 13 de septiembre de 2012

Capitán, el perro que vive junto a la tumba de su dueño

La fidelidad en los perros es una característica casi indiscutible. Capitán, un mestizo con algo de ovejero, es otro ejemplo extremo de esos que leemos a veces. Hace cinco años vive en el cementerio en el que está enterrado su dueño, en Carlos Paz (Córdoba, Argentina) y puntualmente cada día a las seis de la tarde se recuesta sobre su tumba.

Su historia comenzó a mediados de 2005, cuando el hombre –pese a la reticencia de Verónica, su mujer- llegó con el perro a la casa, como un regalo para su hijo Damián Guzmán, que hoy tiene 13 años. Al año siguiente, el 24 de marzo de 2006, Miguel murió en el hospital. Días después, Capitán también se fue de la casa. Vivió un tiempo en la calle, a metros de allí, hasta que finalmente se le perdió el rastro.

El reencuentro se produjo en forma fortuita, un día que Verónica y Damián habían ido al cementerio. El chico reconoció de inmediato a su mascota. “Comenzó a gritar que era Capitán y el perro se nos acercó ladrando, como si llorara”, contó la mujer. Al momento de emprender la vuelta, pese a que lo llamaban, Capitán se quedó allí.

Una semana después, volvieron. El perro seguía ahí. Al irse, algo cambió: los tres regresaron caminando juntos y el perro permaneció en casa con la familia, pero después volvió al cementerio.


Héctor Baccega, director del cementerio de Villa Carlos Paz, recuerda a la perfección el día que conoció a Capitán. “Apareció solo, dando vueltas por todo el cementerio, hasta que llegó, también solo, a la tumba de su dueño. Y eso no es todo: cada día, a las seis de la tarde, va y se acuesta frente a esa tumba. Recorre el cementerio conmigo todos los días, pero cuando llega esa hora se va para el fondo, donde está la tumba de su amo”.

La familia asegura que nunca llevó a Capitán al cementerio, por lo que es un misterio cómo llegó hasta allí. Marta, que vende flores en el lugar, dice que lo vio por primera vez en 2007. Tenía una patita rota. Le dieron antiinflamatorios y lo entablillaron. Nunca se fue. “Se ve que quería mucho a su amo. Va a su casa, pero vuelve. Muchas veces lo quisieron llevar, pero se viene para acá”.

Damián ya se resignó: “Lo quise traer a casa varias veces, pero él se vuelve al cementerio. Si quiere estar ahí me parece bien que se quede: está cuidando a mi papá”.

Puedes leer la noticia original, en su fuente de procedencia.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Los perros son unos bellos animales, da igual la raza, siempre están con nosotros. A veces pienso que es malo para ellos, sobre todo aquellos que se encuentran con un dueño que les pega y ellos siguen a su lado...

Un saludo!

lyuti dijo...

Un día de estos tienes que contar cuántas fuentes tienes para traer tantas historias, y tan interesantes, a tu blog. Emocionante, espero que le cuiden bien, de verdad que es lo que más me interesa. (Y bueno, me hago bastantes preguntas en relación al sentido del olfato del perro, pero las dejo en ámbito privado).

Perséfone dijo...

Jessica - Bueno, a mí me gusta pensar que, si todo va bien, de trata de una relación sana y positiva para ambas partes, aunque por desgracia son muchos los que se aprovechan de todo lo positivo que aporta en nuestras vida un animal para no dar nada a cambio o, peor aún, dar todo lo malo que tenemos dentro.

Una auténtica pena...

lyuti - ¿Fuentes dices? Una muy buena selección de marcadores y alguna que otra búsqueda en San Google. Ningún merito, la verdad.

Yo también me hago muchas preguntas sobre el olfato de los perros, la relación especial que les une con sus dueños o lo que diantres sea que de vez en cuando leamos estas historias.

Muchísimas gracias a las dos por vuestros comentarios y visitas. Os dejo un abrazo enorme y mis mejores deseos.

Anónimo dijo...

Pues a mi sí me parece que tienes mérito, y que el blog te lleva mucho trabajo y seguramente te será muy duro contar muchas de las historias que cuentas. Un saludo blogueril. (Lyuti off)