Duque, un pequeño aguilucho de Harris ha revolucionado la tranquila y sosegada vida de los ancianos que viven en la residencia Gurena de Loiu (Vizcaya). Y es que este ave rapaz forma parte del novedoso programa terapéutico del centro con el que el departamento psico-social pretende potenciar la estimulación cognitiva de los mayores, en personas que sufren Alzheimer y otro tipo de demencias.

Al observar los rostros de los mayores, los responsables del centro consideraron que sería una buena forma de terapia asistida. Después de varias sesiones, los residentes comenzaron a perderle al miedo a Duque. Aunque al principio se resistían a acercarse, intimidados por su afilado pico y sus feroces garras.
Ayudados por el cuidador, ya no se conforman con tocar o acariciar al ave, si no que se ponen el guante de cetrero e incluso lo llaman para que acuda a comer de su mano. Nada que ver con el resto de terapias asistidas empleadas con otros animales, pero también eficiente.
Muchos ya se atreven a coger a la rapaz, pero lo más sorprendente ha sido ver cómo personas que sufren una demencia bastante avanzada y que no responden a estímulos, expresan alegría y sorpresa, e incluso dicen palabras, reconoce Marisol Couceiro, directora del centro.

Ahora, al ser invierno, las sesiones se desarrollan en el interior de la residencia, pero en cuanto haga bueno volverán al exterior. Mientras tanto Duque seguirá volando por los pasillos de la residencia vizcaína. Estimulando a los ancianos. Levantando sonrisas. Y consiguiendo que la rutina sea más llevadera para todos ellos.
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