Las avutardas pueden variar la elección de su hábitat en función de los cambios locales en los usos del suelo, según un estudio desarrollado en la zona protegida de aves de Campo de Calatrava (Ciudad Real) en el que han participado dos investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CESIC).
Así, el estudio alerta de que este cambio puede reducir la eficacia de las medidas de protección de la Unión Europea para la avutarda y otras aves ligadas al medio agrícola.
El trabajo comprobó el comportamiento de las avutardas en dos áreas: una zona afectada por la construcción de infraestructuras, un aeropuesto, y otra zona contigua con actividad agrícola extensiva. En ambos casos las aves evitaron los campos labrados y escogieron los destinados al barbecho, aunque fue más acusado en el caso de las infraestructuras.
El investigador del CESIC y miembro del equipo responsable del estudio, Mario Díaz, ha explicado que "la variación del hábitat por usos humanos distintos de los agropecuarios hace que las medidas de conservación basadas en promocionar usos agropecuarios compatibles con la conservación de estas aves puedan no ser efectivas si se aplican en zonas cercanas a infraestructuras".
Las medidas de preservación de la diversidad biológica comunitarias, tanto en financiación como en superficie sobre la que se aplican "no deberían emplearse como medidas correctoras o compensatorias de los efectos de las nuevas infraestructuras, sino que deberían estar condicionadas al desarrollo actual y futuro de las redes de infraestructuras", según Díaz.
Así, el estudio alerta de que este cambio puede reducir la eficacia de las medidas de protección de la Unión Europea para la avutarda y otras aves ligadas al medio agrícola.
El trabajo comprobó el comportamiento de las avutardas en dos áreas: una zona afectada por la construcción de infraestructuras, un aeropuesto, y otra zona contigua con actividad agrícola extensiva. En ambos casos las aves evitaron los campos labrados y escogieron los destinados al barbecho, aunque fue más acusado en el caso de las infraestructuras.
El investigador del CESIC y miembro del equipo responsable del estudio, Mario Díaz, ha explicado que "la variación del hábitat por usos humanos distintos de los agropecuarios hace que las medidas de conservación basadas en promocionar usos agropecuarios compatibles con la conservación de estas aves puedan no ser efectivas si se aplican en zonas cercanas a infraestructuras".
Las medidas de preservación de la diversidad biológica comunitarias, tanto en financiación como en superficie sobre la que se aplican "no deberían emplearse como medidas correctoras o compensatorias de los efectos de las nuevas infraestructuras, sino que deberían estar condicionadas al desarrollo actual y futuro de las redes de infraestructuras", según Díaz.
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