viernes, 25 de mayo de 2012

Jaguares contra tortugas marinas en Costa Rica

Un encuentro entre un jaguar y una tortuga marina puede parecer poco probable, pero el choque entre ambas especies está causando un número creciente de muertes en Costa Rica.

Un nuevo estudio advierte sobre un incremento notable en el número de ataques perpetrados por jaguares contra tortugas verdes en el Parque Nacional Tortuguero, en el noreste del país. El parque, que alberga una gran diversidad de hábitats como bosques tropicales, pantanos y lagunas, cuenta con cerca de 20.000 hectáreas terrestres y más de 50.000 hectáreas marinas.

Los jaguares hambrientos atacan tortugas verdes en un momento de gran vulnerabilidad, cuando éstas llegan a la playa a depositar sus huevos. Las matan con una mordida en el cuello y luego arrastran al animal hacia la selva para comer la carne en el cuello y las aletas.

"Ya se habían documentado casos de interacción entre ambas especies cuando comenzó el estudio de tortugas allí en la década del 50, pero los ataques han venido aumentando en forma contínua. En los últimos años hemos visto en Tortuguero cerca de 200 casos anuales de depredación de tortugas por jaguares", asegura el autor principal del estudio, Diogo Verissimo, integrante del Instituto Durrell de Conservación y Ecología de la Universidad de Kent, en Inglaterra, e investigador de la ONG Global Vision International.

El investigador señala que ataques similares se conocen en muy pocos sitios del planeta. Además del Parque Nacional Tortuguero, se han registrado en el Pacífico costarricense y en algunas playas de Surinam, Guyana y Guayana Francesa.

Verissimo y sus colegas documentaron un total de 676 tortugas marinas muertas por ataques de jaguares. El 99% de las víctimas eran tortugas verdes, pero también se registraron ataques contra tres tortugas carey y una tortuga laúd. Los científicos no saben con certeza cuál es la causa en el aumento de los ataques, aunque aseguran que éste podría ser indicativo de un desequilibrio en el ecosistema.

No obstante hay varias causas posibles. Una de ellas es que, debido a la degradación del hábitat, los jaguares hayan sido forzados a desplazarse hacia la costa. Otra, la reducción en el número de presas como pecaríes y ciervos debido a la caza ilegal.

Las tortugas verdes están catalogadas como "amenazadas" en la lista de especies en peligro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Entre los principales riesgos a los que se enfrenta dicha especie se encuentran la pesca accidental, las obras de desarrollo costero y fundamentalmente la recolección illegal de sus huevos. Por su parte, los jaguares están clasificados como especie "casi amenazada" debido a la desforestación, la caída en el número de presas y la caza humana.

"No sabemos por el momento si los niveles de depredación actuales representan un problema a nivel de conservación", dijo Veríssimo. "Las tortugas marinas del Parque Nacional Tortuguero se encuentran entre las de mayor tamaño del mundo y enfrentan muchas otras presiones. Debemos monitorear los niveles de ataques para determinar a qué nivel se estabilizan y si se requiere algún tipo de intervención".

El próximo paso para el científico será investigar la poblaciones de jaguares en Tortuguero: "No sabemos cuántos individuos hay, cuánto tiempo pasan en la región o qué comen. Esta información nos permitirá entender mejor las razones detrás del aumento en los ataques".

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2 comentarios:

Nacho Cembellín dijo...

Cuando estuve en Costa Rica y concretamente en tortuguero, las personas q allí viven nos comentaban q el jaguar solía depredar a las tortugas verdes e incluso a las laud. Según ellos, son incluso capaces de abrir el caparazón. No se q presión podrá realizar el jaguar contra las tortugas, q en los momentos de máxima afluencia superan el millar de tortugas en desove por noche. Pero si se que los jaguares desgraciadamente no se cuentan por miles en tortuguero y que la mayor amenaza para ambos, somos como siempre, nosotros.

Perséfone dijo...

Nacho cembellín - Tú lo has dicho: posiblemente si no fuera por nuestra presencia jamás se rompería ese equilibro al que hace referencia el propio autor del estudio.

Somos penosos como especie.

Un abrazo.